Las firmas de auditoría han vuelto a quedar en evidencia con la última intervención de una entidad financiera, el Banco de Valencia. Su auditora, Deloitte, no detectó ninguna irregularidad en las cuentas del banco; y no sólo en las del último año, sino desde 2002 (ó 1990 si tomamos a Deloitte como sucesora de la antigua Arthur Andersen). Exactamente lo mismo que ocurrió con KPMG en la también intervenida CAM.
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