sábado, 3 de diciembre de 2011

La grasa que adelgaza es marrón (y le gusta el frío)

La grasa que adelgaza es marrón (y le gusta el frío):

La grasa que adelgaza es marrón (y le gusta el frío)




Si todo tiene su contrario, la grasa no iba a ser menos. Sólo que, en este caso, su contrario parece llevar su mismo nombre.


Células del tejido adiposo marrón


El exceso de grasa es uno de los enemigos de la modernidad. Es quien determina la actual epidemia de obesidad y un factor clave en el desarrollo de diabetes y enfermedades cardiovasculares. En general, las células de la grasa considerada normal – de un color blanquecino – funcionan como un depósito al que se acude cuando más energía se necesita, como durante un ejercicio continuado. Las de la grasa parda (o marrón) son, sin embargo, un tipo muy peculiar. No producen energía para que el cuerpo la use, sino calor. Y para hacerlo consumen grandes cantidades de grasas. O lo que es lo mismo, que adelgazan.


Su historia


La grasa parda se conoce desde hace cien años. Se sabía que era abundante en los ratones, en animales que hibernan o en los bebés. Pero también que a medida que éstos crecían disminuía hasta desaparecer. Se sabía que se activaba con el frío y el estrés, que era muy rica en mitocondrias – las centrales energéticas de la célula –, lo que le daba su tono marrón, y que en ella la producción de energía está desacoplada, de forma que se libera en forma de calor. Pero esto no parecía poder aplicarse en la vida real. Al fin y al cabo los adultos ya no tenemos grasa de color. O eso se creía hasta hace un par de años. En el 2009, tres trabajos comprobaron que también en los adultos pueden existir acúmulos de esta grasa “buena”. Para verla usaron una técnica de imagen conocida como PET-TAC, que detecta tejidos con un alto consumo de glucosa, como es la grasa parda y como pueden ser los tumores. De hecho, su descubrimiento fue una casualidad, ya que en un principio se confundió su presencia con masas tumorales, que era lo que se buscaba en realidad. Lo que vieron fue que en un porcentaje considerable de adultos seguían existiendo depósitos de grasa parda, sobre todo alrededor del cuello. Además, comprobaron que se hacían más visibles al bajar la temperatura de la habitación y que eran más abundantes en jóvenes y en individuos delgados. A partir de entonces, las investigaciones se dispararon.




Depósitos de grasa parda en diferentes condiciones de temperatura y obesidad: delgado a temperatura ambiente, delgado en frío, obeso en frío.



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