La sinfonía de estornudos que estos días se escucha en las grandes ciudades como Madrid tiene, además del polen, un responsable: la contaminación. Las estadísticas oficiales de polución del Ayuntamiento de Madrid no han colado ante la Unión Europea y tampoco lo han hecho entre los alérgicos de siempre, y entre los nuevos, que sufren sus efectos. Hay más alérgicos que nunca debido al cóctel explosivo que forman polen y contaminación por partículas diesel. Javier Subiza, presidente del Comité de Aerobiología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, SEAIC, explica el motivo: “Estas partículas son capaces de multiplicar por 27 la capacidad de un polen de ser alérgico”. Y hay que tener en cuenta que alrededor del 60% de los vehículos que circulan en una gran ciudad como Madrid funcionan con diésel, mientras que hace veinte años era un 25%.
Más coches diesel y más partículas de polen en el aire dan como resultado más alergias. Alrededor de de cien especies, muy usadas como plantas ornamentales, cipreses, enebros y setos, entre otros, se han desperezado antes de tiempo. Las altas temperaturas para la época han adelantado la polinización más de un mes, lo que ha disparado las micropartículas en el aire a niveles propios de finales de marzo. Las últimas mediciones registran mil particulas por metro cúbico de aire cuando lo normal en estas fechas son 50.
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