La fiesta de los políticos:
A estas alturas de la crisis, lo único cierto es que a los de a pie nos ha tocado pagar la fiesta de los políticos que han dejado agujeros negros en ayuntamientos, comunidades autónomas, diputaciones, consells comarcals, empresas públicas, cajas y en el propio estado.
Y ello sin que, hasta la fecha, hayan renunciado a sus privilegios, dietas y retiros dorados blindados (“això no toca!”) y sin asumir responsabilidad alguna en la malversación dolosa de caudales públicos destinados a subvenciones dudosas y obras ruinosas, por no hablar de los innumerables casos de corrupción que VAN A quedar impunes.
La sensación es que, como siempre, los políticos y sus amigotes se han ido de rositas y a los demás nos toca pagar los platos rotos y tragarnos la rabia que sentimos por dentro.— Pau Vives Iborra.
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