jueves, 3 de mayo de 2012

Una casta mimada

Una casta mimada:
La verdad es que cada vez quedan menos motivos y menos posibles para ir a celebrar a un restaurante. Pero lo peor viene al final, cuando la familia de al lado, hasta entonces tan parecida a la tuya, va y pide una factura. ¡Vaya suerte, tienen un CIF! Y por lo tanto un 30% de descuento y menos el IVA. Luego sales fuera y ves que tienen el coche que tu nunca podrás permitirte, y que lo tienen con un 30% de descuento y menos el IVA, como el gasoil que gastan.
Y piensas que en casa, el ordenador, la tele, los electrodomésticos y hasta las camas de los niños estarán compradas con cargo a la empresa por lo que rebajará el 30% de beneficios y se deducirá el IVA. Y tú estos días viendo que pagas el 24% de tus ingresos (no de los beneficios).
Creerán ustedes que esto es lo peor; pues no: el jefe de mi vecina además de ir por la vida también pertrechado de un CIF para rebajar beneficios, se ha otorgado a sí mismo un salario mínimo, con el cual además tienen becas sus hijos, becas que los míos nunca llegarán a tener.
Y ahora como premio, también pagarán las medicinas más baratas que los demás.
Que podemos hacer con esta casta a la que el anterior Gobierno ya mimaba y los de éste pretenden llevar a los altares como una nueva religión: los emprendedores, pueblo elegido por el dios del dinero; dios que tanto saca, pero que tanto maldice a los empleados por cuenta ajena, verdadera lacra de la sociedad actual, y que pronto estarán en peligro de extinción. A ver quien paga luego los impuestos.— Francisco Ruedas Moreno.

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