EL INVENTO DEL MALIGNO
Código
24/10/2010
josé javier esparza
Ha salido el quinto informe de evaluación sobre la aplicación del Código de Autorregulación de Contenidos Televisivos e Infancia, o sea, sobre ese reglamento que se inventaron los canales, amadrinados por el Gobierno, para ser ellos mismos los que deciden cuándo hacen bien y cuándo mal. Como usted sabe, o debería saber, ese código prescribe límites relativamente razonables en horarios protegidos. Y como usted sabe, o debería saber, quienes velan por el cumplimiento del código son los propios infractores, lo cual no deja de ser una forma singular de entender la justicia. El quinto informe dice que entre marzo de 2009 y marzo de 2010 el comité ha examinado 128 quejas del público, es decir, las mismas que el año anterior. Ojo: este número de quejas no se corresponde con el total de quejas formuladas por los espectadores, sino sólo con aquellas que han sido aceptadas por el comité, donde no están sólo los canales, pero sí son ellos los que cortan el bacalao.
Esto de las cifras es interesante. El primer año, las quejas se redujeron a 120. Entonces algunos decidimos explicar cómo funcionaba el proceso, para que la gente se animara a denunciar lo denunciable: si usted quería quejarse ante el comité, había que seguir un tortuoso camino que, entre otras cosas, pasaba por acceder a una web cuyo nombre casi todo el mundo ignoraba. Aún así, se consiguió que el segundo año subiera el número de quejas hasta alcanzar las 359. Fue, en todo caso, para volver a bajar drásticamente a 216 en el tercer informe, y a 128 en el cuarto. ¿Y por qué ha bajado tanto? Pues porque ya todos hemos comprobado el mecanismo autorregulador no autorregula nada; es simplemente otra más de las muchas estafas que rodean a la participación social en España. El programa que más quejas ha suscitado en este último informe ha sido el Sálvame de Telecinco: 26 denuncias, dentro de un total de 40 que ha recibido Telecinco. Esto ya se sabía la primavera pasada. ¿Y qué ha hecho Telecinco? Convertir sus tardes en un monográfico de Sálvame. Para eso sirve el Código de Autorregulación.
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