Un día cualquiera en cualquier país del mundo se producen infinidad de acontecimientos. La gente va a trabajar, hay conciertos, se toman unas cañas, se charla, se discute, se hace el amor, se va al dentista, a la piscina o al cine. Es absolutamente imposible enumerarlos todos, simplemente, la vida transcurre.
En un país como España, en un día como el de ayer pasan las citadas cosas y muchas otras. Sucesos de los que tenemos constancia y otros muchos que viven guardados bajo alguna alfombra. Como digo, el de ayer fue un día productivo. Que supiéramos ocurrió lo siguiente, a mayores de ir a hacer la compra: Descubrieron que Bárcenas, ex tesorero del PP, tenía 4 cuentas en Suiza con 22 millones de euros. Anticorrupción pidió 11 años de cárcel para una ex consejera de Camps. El bufete del hijo de Gallardón defendió al kamikaze que indultó el ministro de Justicia en el Consejo de Ministros. Un juez investiga fiscalmente un ático de 770 mil euros propiedad de Ignacio González, presidente de la Comunidad de Madrid. La mujer de Oriol Pujol multiplicó por 13 (como para ser supersticioso) la facturación de las ITV en plena crisis. VISA no paga impuestos en España. Un testaferro llevó sobres a la Junta de Andalucía con dinero de los ERE. Y una madre irá a prisión tras gastarse, hace 5 años, 200€ en comida con una tarjeta que encontró en la calle.
Si uno se pone a recitarlo de carrerilla le falta el resuello. Cuando la perplejidad por semejante desvergüenza te permite recuperarlo te encabronas durante un buen rato. Reflexionas sobre la exención de todos estos actos, especialmente el de la madre que le dio por gastarse 200€ en comida con una tarjeta que no era suya. ¡Menudo descaro! Porque si Bárcenas tenía esa pasta en una cuenta en Suiza sería porque le pertenecía.
Parece imposible pero cada día supera al anterior, cuando crees haberlo visto todo la desfachatez de los políticos te vuelve a sacudir. Toma, otra hostia en toda la jeta. Y ven mañana a por más, que vamos sobrados de atrevimiento e impunidad.
Te sientas a pensar en un país que parece un estercolero pero donde la mierda siempre le cae encima a los mismos. Mañana me desahogo un poco en el blog, por la tarde los ponemos a parir mientras tomamos unas cañas o quizás saque el pasaporte del cajón y me exilie de una puta vez, porque ganas tengo para exportar.
Después sales a la terraza y ves que las calles continúan en su sitio, que los coches circulan y la gente pasea. Todo ello te deja mucho más tranquilo, es un día cualquiera en cualquier país del mundo.
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