Carta a una luchadora:
Querida compañera:
Ayer te vi desanimada, decías que era por todo… y en el fondo te entiendo.
¿Qué persona con un mínimo de inteligencia y sensibilidad no se ha despertado una mañana cualquiera con ganas de dar un puñetazo en el suelo para que se abra y la tierra se trague iniquidades, desigualdad y a los que las promueven?
Eso es lo que hacen los superhéroes en comics y películas, sería bonito tener superpoderes y dar una solución rápida a todos los problemas que nos acechan y que crecen día a día.
Querida amiga, no tienes superfuerza, invulnerabilidad o visión de rayos x, pero también eres una heroina, una de las miles de personas que de manera anónima aportan su granito de arena en la lucha por conseguir una sociedad más justa y un futuro mejor para todos.
Podemos salir a la calle, manifestarnos, hacer huelgas, denunciar por las redes sociales todo aquello que va contra el sentido común… debemos hacer lo que sabemos para frenar el avance de las estupidez, el auge del fascismo que estamos experimentando en los últimos meses de manera alarmenta, la zombificación de la sociedad…
Y tú querida amiga estás en la primera línea de esta batalla, porque eres maestra, porque por tus manos pasan los que mañana serán ciudadanos o súbditos.
Tú no estás aportando un granito de arena, aportas una montaña formando las mentes de chavales para que sean críticos, para que piensen por si mismos, para que ante cualquier información y situación sean capaces de contrastarlas, de buscar diferentes puntos de vista, de formarse su propio criterio y obrar en consecuencia… estás formando futuros ciudadanos conscientes y con valores, no súbditos que se limiten a asimilar la información unidireccional que escupen los medios de comunicación masivos y, cual Homer Simpson, se limiten a elegir a sus representantes cada cuatro años para no tener que pensar el resto del tiempo.
Cada niño que conviertes en ciudadano es una victoria tuya sobre la estulticia imperante, es un nuevo aliado en nuestra batalla, es un paso más hacia un mundo racional y justo.
Por eso debes vencer el desánimo y el cansancio, porque nadie dijo que esto fuese a ser una lucha rápida con solución inminente, si logran desanimarte, nos estarán venciendo a todos, y si la historia nos ha enseñado algo es que en las batallas contra el fascismo, el pensamiento único y cualquier forma de totalitarismo, la razón y la justicia siempre acaban venciendo, no en grandes gestas, sino a base de pequeñas batallas como las que libras a diario.
Puede que nunca te dediquen una estátua o una calle como a Rosa de Luxemburgo, pero los ciudadanos que estás formando crecerán y obrarán gracias a la impronta que estás dejando en ellos, a tu sello de calidad personal que dejas en todos los que estamos a tu alrededor y que tenemos el privilegio de habernos cruzado contigo en esta vida… y eso, amiga mía, vale más que tener un monumento con tu nombre escrito en una placa.
Tus acciones de hoy repercutirán en la sociedad durante generaciones, que recordarán con cariño a aquella maestra que les enseñó, además de una asignatura, a pensar y ser ciudadanos.
Cuando notes que tus fuerzas flaquean, recuerda estas palabras que te dedico desde la más profunda admiración.
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