La ocasión me la han pintado calva. Tenía ganas de meterle mano a una molécula muy particular pero para escribir sobre ella se tenían que cumplir dos premisas. La primera de ellas la tengo desde hace tiempo, un informe demoledor sobre su verdadera utilidad dictaminado por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. La segunda que se diese el momento propicio por alguna circunstancia contextual… y ese momento acaba de llegar.
A pesar de que estos suplementos se pueden vender libremente y sin control alguno en todo tipo de establecimientos comerciales como farmacias, parafarmacias, herbolarios, tiendas dietéticas o incluso supermercados, en los últimos tiempos una peligrosa tendencia, la de las páginas WEB dedicadas a la venta de estos productos se ha puesto de moda.
Si ustedes son lectores asiduos de este blog, sabrán que en Scientia hemos denunciado la publicidad y el etiquetado de un gran número de suplementos que emplean diferentes moléculas bioactivas para prometer, sin ninguna rigurosidad científica, todo tipo de falsas bondades y que son empleados por la industria alimentaria, farmacéutica, cosmética, etc. Estilbenos, ácidos grasos, polifenoles… muchos son los compuestos que han pasado por este blog en ese sentido.
Sin embargo, si hay una molécula a la que los amantes de la bioquímica en general y de la enzimología en particular le tenemos una especial inquina, por acaparadora, por prepotente y por impostora, esa es la Coenzima Q10 (CoQ10), uno de los ingredientes más famosos de los últimos tiempos y que, además de encontrarse de forma natural en numerosos alimentos, forma parte de innumerables productos funcionales, suplementos deportivos, nutracéuticos, cosméticos, etc.
Acaparadora porque no hay sector industrial donde no aparezca la CoQ10 prometiendo mil y un efectos a cada cual más surrealista, prepotente porque se autobautizó también con el pretencioso nombre de Ubiquinona al ser producida por prácticamente todos los organismos con metabolismo respiratorio, e impostora porque ese nombre, Coenzima, solamente se puede justificar por un vano intento por quitarle protagonismo a las verdaderas reinas de la bioquímica, las enzimas.
Pero seamos justos y antes de sacar el arsenal contra la CoQ10 indiquemos el origen, estructura y funciones de esta molécula, ya que previamente a que el ser humano pusiese su ojo en esta molécula con dudosas intenciones, la CoQ10 o Ubiquinona tenía su encanto y mucha gente lo desconoce.
La Coenzima Q, cuya estructura química no fue dilucidada hasta 1958 por E. Wolf y un grupo de investigación perteneciente a los archiconocidos Laboratorios Merck, no se puede considerar un compuesto individual sino que es una familia de moléculas que difieren en el número de isoprenos que posee su cadena lateral, tal y como podemos observar en la figura.
Pero la CoQ10 ha muerto debido a su propio éxito. Todo ese impresionante despliegue de funciones que es capaz de hacer en el cuerpo humano, y que está más que demostrado científicamente, no ha pasado desapercibido para diferentes sectores industriales que han querido hacer negocio con ella empleándola en las formulaciones de sus productos prometiendo casi de todo… y mi amiga la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, la famosa EFSA a la que tengo olvidada últimamente, se ha puesto las botas afirmando que la Ubiquinona estará presente en casi todos sitios pero no sirve para casi nada en esos productos… vayamos por partes.
Pero esa gran variedad de funciones que la CoQ10 desempeña ha llevado también a que diversos suplementos publiciten, no sé en base a qué, que la presencia de CoQ10 en su formulación puede ayudar a regular la presión arterial. Sin embargo, la EFSA ha advertido que la mayoría de los estudios publicados se han hecho en pacientes hipertensos que ya estaban en tratamiento farmacológico, por lo que no hay evidencias de relación directa entre la suplementación con CoQ10 y la tensión arterial.
Sin embargo, se habrán dado cuenta que a lo largo del post no les he hablado de uno de los sectores donde la Coenzima Q 10 campa por sus anchas… la cosmética. La EFSA no puede, ni debe, pasar la frontera de los productos alimenticios, por lo que no ha dicho si las cada vez más abundantes propiedades que se le atribuyen a los productos de belleza atribuidos a la Ubiquinona tienen o no respaldo científico.
Sin embargo, y como ya indicamos en el post “Premio Goya a la Mejor Película de Ciencia Ficción: “El guardián de la longevidad celular”, si existiese un organismo oficial que controlase el mal uso de la Ciencia que se hace en el campo de la cosmética, a lo mejor un servidor sabría responder cuando me realizan la siguiente pregunta… ¿Cómo es posible que un organismo oficial, como es el caso de la EFSA, haya prohibido que los alimentos y suplementos enriquecidos en un principio bioactivo como es el caso de la Co Q10 puedan declarar que ayudan a paliar y prevenir ciertas situaciones y, sin embargo, un producto cosmético con el mismo principio bioactivo y que se aplica superficialmente sí que pueda anunciar dichos beneficios?
Pero no se alarmen que Scientia ha dado con la solución a todas estas incógnitas que quedan por resolver y que últimamente planean sobre cada una de las decisiones de la EFSA. Tras semanas de intensa búsqueda hemos encontrado a la persona que nos ha hecho ver la luz sobre todas las cuestiones relativas a la molécula milagro a la que hoy nos referimos, la Coenzima Q10.
Por favor no dejen de ver este vídeo donde el Dr. Ray Sahelian les proporcionará toda la información necesaria acerca de la Ubiquinona. Si no tienen tiempo para visualizar los delirantes 5.44 minutos de los que se compone el vídeo y que van en contra de todo lo que ha dictaminado la EFSA, les ruego vean los primeros 20 segundos… no se arrepentirán…
¿Surrealista verdad? Pues no se rían tanto que a lo mejor es posible que la inversión en el desarrollo de estos productos sea la fórmula deseada por nuestro Ministro de Economía y Competitividad para salir de la profunda crisis en la que estamos sumergidos… y ya de paso solucionamos de un plumazo el problema existente en Sanidad y en Investigación.
Hace poco Luis de Guindos señaló que la inversión en investigación e innovación en España tiene una “deficiencia estructural” al depender de subvenciones nominativas que, en su opinión, deben ser eliminadas para dar paso a la inversión privada. Mi opinión al respecto la daré en un próximo post cuando el ministro detalle un poco más qué quiso decir, pero les adelanto algo que hoy que estamos hablando de nutracéuticos, suplementos y demás zarandajas viene muy a cuento.
¿Qué resultados tuvieron las medidas del gobierno japonés? Desde el punto de vista del marketing alimentario fue un éxito tremendo porque hoy en día se considera a Japón el país pionero en el desarrollo de estos exitosos “novel foods” que tanto dinero están dando a la industria alimentaria gracias a su dudosa publicidad.
Ale, les dejo que voy a seguir con mis enzimas…que no con las coenzimas.
Jose
Bibliografía: EFSA Journal 2010;8(10):1793 [27 pp.]. doi:10.2903/j.efsa.2010.1793
Nota: Esta es mi segunda entrada en la XIV Edición del Carnaval de la Química que este mes se alberga en “Educación Química”, una de las casas del gran Bernardo Herradón y mi primera participación en XII Carnaval de Biología que tiene como anfitrión a “Blog de Laboratorio”
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